Viste mis heridas, las abiertas en carne viva, las moradas que aún no han madurado a huella indeleble, las cicatrices parasiempre y aún así, no corriste a taparlas o a vestirlas con tu indiferencia.Mi ropa siguió estando en el suelo.Tú habías decidido ser distinto al resto.Habías venido, realmente, a jugarte la vida esa noche. Veo tus heridas y subo la apuesta, dijiste.Te quitaste la camisa y me enseñaste las tuyas.Quitarse la ropa es demasiado fácil.Desnudarse es otra cosa, susurraste. Y dejamos los clichés y otras estupidecesmalinculcadasypeorasumidas, en el suelo junto a la ropa.A la altura de los talones, donde siempre deberían estar.
Tenías razón, podríamos haber sido héroes por una noche, pero ser cowboys de madrugada mola mucho más.
Zoe Karssen F/W '15 lookbook |
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