martes, 2 de septiembre de 2014

• No sos vos, es la pava; soy yo.

Y me dijiste opiná menos que después te andás quejando del Karma, che.
Y se me atoraron 3500 palabras que formaban un martillo hecho de piolines. Y podía tirar y tirar, pero nunca desenrredar. La sola idea de poder quedar atrapada entre los hilitos de colores, intentando armar el martillo - como quien intenta enderezar un tornillo torcido-, me había dejado exhausta. Por eso, cambié todo lo que te quería decir por un mate. Justo a tiempo. No hay nada como charlar con el matecito rojo. Y ahí, mientras hacía espumita, me di cuenta.
Qué te voy a andar contando mis historias de poemas adentro de cajitas de fósforos recicladas en torpes lienzos o de los versos devenidos en puzzles que no sé si meter en un sobre y mandar - quedándome con una pieza-, o enmarcar. Mirá si te voy a explicar que hay un Niño Mágico, dando vueltas por ahí, haciendo reír a los demás, aferrándose a esas risas como quien se agarra del barrote justo antes de saltar al vacío. Y todo, porque la sola idea de extrema libertad que le confiere el instante entre salto-y-caída, es más fuerte que el miedo a morir. Y por eso es mi amigo. O algo así. ¡Mirá si ibas a entender eso!
A vos hay que hablarte con la lección aprendida. Enseñada. Si no tenés el libro enfrente, con las palabras subrayadas como prueba, no la creés y terminás despreciándola con tu supuesta superioridad - leída y estudiada, nunca vivida-. A las palabras. O a quien te habla. Nunca me sacaste esa duda.
Vos tenés que entender el mecanismo de la calesita antes de subirte.Si no ni la valorás.Y aún cuando conseguís quedarte satisfecho con tus conocimientos, creyéndote ingeniero de calesitas, tengo mis dudas sobre tu capacidad para disfrutar de sus vueltas. Yo me subo si me gustan las figuras y a vos eso te desespera.Pensás que estás para mucho más, que una absurda atracción infantil. Probablemente sea así.

 
El matecito rojo.La bombilla de la Oma.
¡Llename el mate de pasto que va a tener más sabor que esto!, lpm, hace dos horas que tendría que haber cambiado la yerba. Eso es. De eso se trata todo esto. Los rituales hay que respetarlos.Valorarlos. Pero, mirá si te voy a explicar cómo preparar el agua para que no se lave la yerba de una, cómo llenar el mate y darlo vuelta para que quede el huequillo para la bombilla. Ponele que te llego a hablar de la importancia del equilibrio justo entre la hoja y el palo. ¿Te imaginás? ¡Nosotros dos hablando sobre equilibrio! Será de dios, las ideas que tengo ... Volvamos a lo importante. La pava. El mate. Cebar y charlar. Encontrarse desde ese lugar. Ser la bombilla en el costumbrismo del otro. Respetar la individualidad del otro y compartirla. Vos me habrías salido con el proceso de la yerba o , ¡peor!, con lo atrasada que queda la pava con respecto de las cafeteras de cápsulas. Y en esa discusión jamás te habrías dado cuenta que no se trata de dónde calentar el agua, sino de mí, porque yo soy eso. La pava sobre la mesa. Cuidado no te quemes. El matecito rojo. La bombilla de la Oma. La espumita de arriba. Siempre amargo. Le ponés azúcar y chau, fuiste. ¿Entendés?, ¿te das cuenta?, la vida pasaba por otro lado... No se trataba de aprender a cebar mate, la cuestión era serlo. Quería que fueras parte, no observador. Listo, ahí lo dije no más. Estoy cayendo en sentimentalismos.Enseguida se me pasa. Te imagino revolviendo con la bombilla y , ¡aia!, eso es peor que no valorar una sorpresa el día de tu cumpleaños, ¡dejame de joder!
Y sí. Vos estás para mucho más. No como esta yerba. Un deje a sabor amargo. Andá a lavarte los dientes, que después el dentista te reta por tener los dientes tan manchados, nena. Sí , mejor. Voy. Paseo por la planta de arriba. Me cepillo los dientes. Paseo.Enjuago. Me cepillo la lengua. Paseo.Enjuago. Ya-está.Ya-está.
Pasó el momento de la mateada. Tiene su hora, obvio. Fuera de tiempo pierde su esencia. Es como una casa sin patiecito, como una ciudad sin - al menos- una calle adoquinada.Menos mal que no te escribí todo esto, che. Menos mal que ni me cansé. Estamos-para-mucho-más.Para-mucho-más. Chau. Ein für alle Mal.


No hay comentarios:

Publicar un comentario