Cuentan que un día, mientras jugaba en la orilla,
un niño encontró un barril - probablemente, arrastrado por la marea-.
Inquieto, desbordado por su inocencia - aún envuelta en papel de burbujas-,
decidió asomarse y gatear por el interior del objeto.
decidió asomarse y gatear por el interior del objeto.
Cuando llegó al final, se acurrucó y , hecho un ovillo, se quedó dormido.
En su sonrisa podía leerse la palabra paz.
De haberse asomado un adulto, seguramente, no habría sabido hallar nada.
El niño, sin embargo, encontró t i e m p o . . .
''No se ve bien sino con el corazón.
Lo esencial es invisible a los ojos''.